No he elegido celebrar la ausencia de prototipos naturales en mi pintura, sino que con ello quiero afirmar y digo, que hemos creado un inevitable mundo ficticio, fragmentado, sintético y estridente para nuestro deleite personal. Además cabe subrayar que el inconsciente personal / colectivo se alimenta tanto de la cultura de la imagen, la televisión o la publicidad como de los llamados “mundos interiores” revelados por el microscopio. Todo ello nos ofrece en cada circunstancia un complejo conjunto de partes fragmentadas, contrastes y secuencias rápidas, o sea una heterogénea enciclopedia de formas posibles, todas ellas con identidad propia.
Como ciudadano de la provisionalidad estoy inmerso en ese mundo absurdo y absolutamente imperfecto que hemos creado, en lo que lo hemos convertido, de cómo son las cosas y como suceden, y con el cual yo no estoy de acuerdo con lo que hay y tenemos. Es todo esto lo que me lleva a representar imágenes de otros mundos imaginarios posibles.
Es esa mirada obsesiva en la fragmentación, la compartimentación y la repetición, la que me lleva a formalizar esos mundos seductores y complejos llenos hasta los bordes
Todo ello a través del color, la concreción de la forma y su contenido, la disonancia de las superposiciones acumuladas, sus posibles relaciones y todas las posibilidades expresivas determinadas por la técnica, como lo sensible que determina el lenguaje pictórico y da sentido y significado a todo lo que acontece en la superficie del lienzo.
Y es en esta posibilidad de atención al infinito que se abre en el interior como pasión y se configura, en la que se desarrolla mi trabajo como pintor.
Mantengo intacta la libertad de improvisación durante el proceso creativo (es decir, sin tener una idea clara de cuáles serán los resultados) y desarrollo una elaborada solución para cada lienzo que pinto, solución que se abandona para seguir avanzando hasta el siguiente estadio de este cuestionario (es decir, hasta el siguiente lienzo).
No necesito pensar lo que debo hacer porque la acción es ya pensamiento, un acontecimiento complejo.
Javier Puértolas
Noviembre 2002