Debemos dar a conocer a nuestros artistas dentro y fuera de nuestra tierra, en otras partes de España, en otros países.
En estos momentos, en el Alto Aragón, tenemos un importante conjunto de creadores plásticos. Estoy convencido de que es un momento óptimo en pintura, una coyuntura que no podemos desaprovechar. Lo peor que podría ocurrir es que por una cierta cortedad de miras y por falta de imaginación no supiéramos percibir que una parte de nuestro patrimonio artístico presente y futuro se encuentra, como quien dice, al alcance de la mano, de una voluntad decidida.
Debemos dar a conocer a nuestros pintores. Todo es cuestión de ponerse a la obra, de meditar un plan de actuación bien pergeñado. Un plan que. fundamentado en el interés artístico, se articule de acuerdo con las técnicas de promoción más actuales. Un plan, al frente del cual, figuren personas entendidas en la materia. Un plan coherente y prolongado.
Y materia prima no falta. Vamos a promocionarla porque, con independencia de otras reflexiones (no voy a explicitar aquí la finalidad y trascendencia del arte y el papel de los creadores), estaremos contribuyendo a definir una imagen de nuestra tierra y a extenderla fuera de la misma. Ganarán tos artistas y ganaremos todos.
Decía que en el Alto Aragón tenemos un im-portante plantel de creadores plásticos. Basta con poner nombres sobre la mesa, a sabiendas de lo subjetivo de la enumeración. De José Beulas y María Cruz carvisé, a Enrique Torrijos, Teresa Salcedo, Vicente Badenes y Aida Corina, pasando por Teresa Ramón, Santiago Arranz, Fernando Alvira, Alberto Carreras y Chema Duran. Otro caso a tener muy en cuenta es el del binefarense, afincado en Barcelona, Javier Puértolas, al que se empieza a rescatar.
La palabra la tienen las Instituciones, sobre todo la Diputación General de Aragón. Y los propios artistas. Digo ésto último porque un proyecto de estas características, en buena medida, sólo es posible si los directamente implicados se suman, entusiasta, al mismo. No me importa apostillar que si malos son los corporativismos egoístas e insolidarios, mi mejores son los individualismos a ultranza, que tanto abundan en el campo del arte.
Por otra parte, no sería imprescindible tener que inventar nada. En cualquier caso bastaría con mirar lo que han hecho en otras par¬tes. Iniciativas interesantes e inteligentes las hay.
Al campo de la pintura habría que sumar otras actividades del mundo cultural alto aragonés.
Fernando Elboj Broto
Diario del Alto Aragón