El aragonés Javier Puértolas es un hombre social, un inmerso en los problemas y sufrimientos de nuestro pueblo. A través de su obra, una advertencia de los peligros que nos lanza la «civilización», realiza lo que podríamos llamar un apostolado ciudadano. Y su discurso llega a nosotros en forma simbólica, representado por un fondo ecológico, de reivindicación de la naturaleza, un fondo social, ligado íntimamente a lo político, y una presencia de la figura humana como catalizadora de ambas influencias.
Su múltiple abecedario visual, constituido por elementos tan diversos como la pintura, los acrílicos, los collages, dibujos, etc., pretende ser una expresión esquematizada, comprensible a todos, de la idea. Toda su obra gira en última instancia en torno a la problemática cultural, siguiendo por tanto un idéntico planteamiento.
No es difícil percatarse de la incompatibilidad de Puértolas con el sistema artístico establecido (entre otros), siendo más un portavoz de la comunidad en que vive que de él mismo. Su tarea consiste en trasladar esas vivencias al lenguaje matérico, el lenguaje sígnico visual y en convertir esos signos y materiales en una obra estéticamente grata, que invita a su observación y a su lectura inmediata. Así, este acercamiento de su obra a la colectividad (de la que por otra parte ha salido) permite una fácil asimilación de conceptos, una lectura que a veces se realiza más por vía intuitiva que conceptual.
Hay en las obras de Puértolas una serie de constantes idénticas, como la fusión de lenguajes simbólicos y figurativos (colores y fotografías, por ejemplo). Los dos polos de fuerza vienen representados en sus obras por un fondo personal del individuo y por los condicionamientos exteriores a los que se ve sometido y que le llevan al sufrimiento y a la contradicción. Sin embargo, un aviso de libertad rompe con los espacios limitados en los cuales se halla inserto. Puértolas, optimista, tiene todavía esperanza, y sin embargo no es idealista, sino que ve las cosas con un tremendo realismo. Los mismos materiales que emplea son ya un símbolo expresivo de lo que la vida es para él.
El color, que resulta el elemento más expresivo, tiene una gran fuerza, sobre todo por su utilización casi constante del rojo, negro, blanco y azul.
Pese a que sus características esenciales no han cambiado lo más mínimo, parece que en los últimos tiempos Puértolas ha virado en pro de la reflexión, dejando un poco atrás la exaltación y furia primeras.
Maria Elena Morato
8 Enero 1980